Buena gente

sábado, 18 de febrero de 2012

GRULLEANDO EN GALLOCANTA





Cinco meses de espera y planificación, 420 Km de carretera, más de cuatro horas de viaje, mucho frio, hielo y el viento, elemento siempre presente en estos parajes Turolenses, es lo que nos espera en esta aventurilla que afrontamos seis buenos amigos para ir a  afotar grullas.
6 AM, suena el despertador, nos abrigamos todo lo que podemos y emprendemos camino hacia los hides con una temperatura de -12º C. A la llegada a los hides empezamos con la ceba alrededor de los sitios que nos interesa que se coloquen la grullas, otra cosa es que se sitúen donde queremos, jejejejeje. Luego nos repartimos en parejas, en el hide C, Xavi y Marc Albiac, en el B, Juan Matias y Jesus Roldan, y el A, Roger Pujol y yo. Tengo que deciros que es espectacular ver los cientos y cientos de grullas que salen del dormidero de la laguna para ir en busca de alimento una jornada tras otra volando, bien en filas  o en formación en V, y todo eso amaneciendo con unos tonos en el cielo realmente alucinantes.


















No tardan mucho en llegar las primeras sobre la 8h, primero una, luego dos mas y al rato ya habría sobre unas 25 más bien desperdigadas entre los tres hides. De momento parece que el viento no hace acto de presencia y Eolo se comporta dándonos unas tres horas de calma. En ese espacio de tiempo a las 25 grullas se van sumando mas y mas hasta haber posiblemente sobre unas trescientas……..todo un espectáculo!!!!!, con sus rituales y trompeteos, saltos y peleas, un sonido que no olvidare nunca.




































Sobre las 11h comienza a soplar un poco el aire, joer ya empieza, de ahí para delante ya se fue convirtiendo en viento cada vez más fuerte y gélido hasta convertirse en una pesadilla que entraba por todas partes dejándonos literalmente congelados dentro de esa nevera de dos metros cuadrados. Tuvimos que asegurar las redes de las ventanas con chinchetas por que se nos venían encima con todo ese vendaval que entraba totalmente de cara y te hacía saltar hasta las lagrimas.
Ya metidos sobre las tres de la tarde, empezaron a pasar muy cerca de los hides realizando unos vuelos bajos y rápidos que nos dieron la oportunidad de efectuar un montón de disparos, ya que cuando no entraban por un lado lo hacían por otro con un ir y venir incesante. A partir de las 18h la cosa fue declive, ya empezaron a marchar hacia los dormideros tanto las que había allí como las que venían de más lejos, de la misma forma que por la mañana, en filas y en V llegaban cientos de grullas de todas partes, otro gran espectáculo pero esta vez con la luz del ocaso hasta que la jornada fotográfica termino. Recoger, guardar y camino hacia el hostal en Tornos.























Una vez allí, uno recupera el calor corporal perdido a lo largo del día, a cenar y a comentar la jornada y ver las fotos realizadas. Nuestras caras  eran muy diferentes a las del día anterior, en ellas se reflejaba la satisfacción de lo que nuestras retinas habían visualizado y a la vez el cansancio y el frio acumulado a lo largo del día.
Toda una experiencia totalmente nueva para mí y que sin ninguna duda espero repetir alguna vez, y si es posible con los mismos compañeros de viaje que en esta ocasión.
Gracias por vuestra compañía y buen rollo.





                                                             Gracias por pasar.